En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, celebramos y compartimos las acciones ecológicas que florecen en nuestras comunidades educativas.
El 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, nos recuerda la urgencia de cuidar la Tierra, pero en nuestras escuelas del Sagrado Corazón en México, esta preocupación es permanente. En nuestros colegios se vive como una expresión concreta del carisma del Sagrado Corazón.
El Modelo Educativo de la Provincia de México lo expresa con claridad: “Más que un recurso, la vida es importante en sí misma. Por tanto, es fundamental ocuparse de su cuidado y nuevo florecimiento”. Y el documento internacional JPIC lo confirma: “Reconocemos en la tierra quebrantada y sufriente el cuerpo quebrantado de Cristo. El grito de nuestra tierra herida exige una respuesta urgente y deliberada”.
Compartimos con ustedes tres experiencias que iluminan este compromiso vivo.
En el Instituto Mater, el cuidado de la Casa Común no es un proyecto aislado, sino una cultura que atraviesa los niveles educativos desde el jardín de niños hasta la preparatoria. Esta cultura se expresa en prácticas cotidianas, espacios formativos y proyectos creativos donde cada estudiante aprende que cuidar el planeta es también cuidar del otro, de sí mismo y de Dios.
Desde jardín de niños, niñas y niños se turnan para cuidar una coneja y tres tortugas, experiencia que cultiva el respeto por la vida y la ternura activa. En los primeros grados de primaria, se siembran zanahorias, se riegan plantas y se exploran los ecosistemas con materiales reciclados. En grados superiores, se crean proyectos con cartón reutilizado y se explora la relación entre los seres humanos y los ecosistemas desde una perspectiva crítica, abordando temas como la combustión, los ODS y el impacto humano en la naturaleza.
En secundaria y preparatoria, el huerto escolar y el jardín de polinizadores se convierten en espacios de aprendizaje activo, espiritualidad encarnada y contemplación. Las y los estudiantes participan en talleres semanales, cuidan el ecosistema de las plantas y colaboran con los jardineros del colegio. A través de iniciativas como las bolsas hechas con uniformes reciclados (regalo del Día de las Madres), la comunidad desarrolla la conciencia de que “reducir, reutilizar y reciclar” es un acto pedagógico, ético y espiritual.
La Comisión de Paz, que articula las dimensiones JPIC en el colegio, promueve actividades como las limpiezas en el Río Santa Catarina en colaboración con la comunidad local, y campañas internas para reducir el consumo de plástico y papel. En palabras del Modelo Educativo:
“Formamos personas capaces de conmoverse ante el sufrimiento del otro y de actuar desde una ética del cuidado”.
Así, en el Mater, el cuidado del medio ambiente se entreteje con la espiritualidad del Corazón de Jesús, generando una comunidad educativa que se forma y transforma al cuidar con amor lo que es de todos.
Colegio del Sagrado Corazón Guadalajara:
En el Colegio Guadalajara, el compromiso por el cuidado de la Casa Común se ha vuelto una dimensión transversal de la vida escolar. Este colegio, reconocido como Escuela Verde, impulsa una propuesta educativa coherente y activa en favor del medio ambiente, integrando acciones cotidianas, aprendizajes académicos y experiencias transformadoras.
Desde el aula, se promueve un uso racional de materiales: reutilización de útiles escolares, eliminación de globos y unicel en celebraciones, uso de platos personales, termos y reducción de desechables. La separación de residuos está implementada tanto en aulas como en espacios comunes, y se colabora con recicladoras y asociaciones para canalizar tapitas, libros y materiales en desuso.
Los aprendizajes curriculares también están impregnados de conciencia ecológica. Asignaturas como matemáticas aplican análisis estadístico para evaluar impactos ambientales, mientras que ciencias naturales fomentan la observación directa en el huerto escolar. El proyecto de “Composta y lombricomposta” se trabaja en distintos niveles, como parte de un ciclo integral de aprendizaje y acción.
Además, se desarrollan proyectos integradores como “Reciclarte” o la “Semana de la Salud”, donde los estudiantes proponen soluciones a problemáticas reales desde una mirada ética y sostenible. También se realizan campamentos temáticos, visitas al Bosque de la Primavera, al acuario, y pláticas con expertos que profundizan la conciencia ambiental y el compromiso ciudadano.
Estas acciones están ancladas en el espíritu del Modelo Educativo, que propone formar personas capaces de pensar críticamente, sentir compasivamente y actuar solidariamente, así como en el documento JPIC, que afirma:
“La JPIC es un estilo de vida que nos llama a discernir y transformar nuestra manera de ser y hacer”.
El Colegio del Sagrado Corazón de Guadalajara no solo transmite contenidos ecológicos: forma personas que viven de manera coherente su compromiso con la justicia ecológica, desde la cotidianidad hasta los grandes proyectos. Este enfoque encarna la convicción de que “el cuidado de la Casa Común no es un acto aislado, sino una opción pedagógica, espiritual y política” en sintonía con la espiritualidad del Corazón de Jesús.
La Escuela Guadalupe impulsa una propuesta formativa profundamente comprometida con la justicia ecológica y la educación transformadora. A través de los comités de ecología y el acompañamiento constante de Lety Méndez Lira, RSCJ, cada grado desarrolla proyectos específicos que involucran el cuerpo, la mente, la espiritualidad y la comunidad.
En primaria, las acciones son progresivas y significativas:
- 1º y 2º riegan plantas semanalmente.
- 3º elabora cuentos y cuadernos ilustrados sobre residuos.
- 4º germina y cuida árboles de encino como parte del proyecto “Los Girasoles”.
- 5º lidera la campaña “Guardianes del planeta” recordando las fechas de recolección.
- 6º cultiva plantas ornamentales y produce composta desde casa, con un manual formativo.
En secundaria, las actividades profundizan el compromiso:
- 7º separa el PET escolar.
- 8º se encarga de la comunicación digital ambiental.
- 9º produce composta con hojas del colegio.
Además, la Escuela Guadalupe, esta vinculada al proyecto Escuelas sustentables para el cuidado del planeta de PROMESA, que mensualmente organiza la recolección de residuos (PET, aluminio, cartón, cuadernos, libros) logrando cifras superiores a las 2 toneladas anuales. También colabora con PROFAUNA, organización que promueve la conservación de especies y ecosistemas prioritarios, y con AMANEC, fundación que apoya a niñas y niños con cáncer, mediante campañas como la recolección de tapitas y boteo familiar.
En secundaria, se trabaja el proyecto Big Challenge desde una perspectiva crítica y propositiva: en el primer trimestre se abordó la crisis alimentaria y se formularon propuestas locales con impacto global.
“La educación del Sagrado Corazón tiene un carácter activo, propositivo y creativo, que invita a comprender la realidad para transformarla”.
La Escuela Guadalupe encarna este principio, formando estudiantes que aprenden a amar la naturaleza desde el hacer, el pensar y el sentir, reconociéndose como parte de ella. En cada clase, taller o recolección, se va tejiendo una espiritualidad ecológica que, como recuerda el documento JPIC, nos convierte en “artesanas de esperanza en nuestro mundo bendecido y roto”.
“Educar es, en sí mismo, un acto de justicia” (Capítulo General RSCJ, 2008)
La misión de educar en el Sagrado Corazón está profundamente unida a la justicia ecológica. Los colegios no sólo forman estudiantes informados, sino personas que “piensan críticamente, sienten compasivamente y actúan solidariamente”. Desde esta visión, cada semilla sembrada, cada tapita recolectada y cada bolsa reutilizada se convierte en una expresión de esperanza activa.
“el poder de actuar localmente con una visión global compartida transforma nuestras estructuras y nuestras propias vidas”.
¿Cómo podemos sumarnos?
El cuidado del medio ambiente no es tarea exclusiva de las instituciones educativas. Cada familia, comunidad y persona está llamada a contribuir.
Te invitamos a:
– Compartir estas experiencias en tu entorno.
– Adoptar hábitos sostenibles: reducir, reutilizar, reciclar.
– Apoyar las iniciativas ecológicas de tu comunidad escolar.
– Rezar, reflexionar y actuar en coherencia con la justicia, la paz y la integridad de la creación.
Porque, como nos recuerda el Papa Francisco en Laudato Si’, “todo está conectado”. Y porque el Corazón traspasado de Jesús “nos impulsa a solidarizarnos con los excluidos, defender a las víctimas del abuso de poder y comprometernos en la búsqueda de cambios sistémicos”.
“Que nuestras luchas y preocupaciones por este planeta
nunca nos quiten la alegría de nuestra esperanza”
(Laudato Si’, 244)