Todos los religiosos y religiosas nos comprometemos a seguir a Jesús con toda nuestra vida. Esto hace que intentemos vivir tres votos:
Pobreza: renunciar a acumular, compartiendo solidariamente
Castidad: abrirnos a amar a todos y todas, ubicándonos como hermanas y amigas.
Obediencia: estar dispuestas a responder a lo que se necesite de nosotras