JPIC. Cuaresma 2021. 3er. Domingo. «Destruyan este templo y yo lo reedificaré en tres días.»

JPIC Internacional de la Sociedad del Sagrado Corazón de Jesús

Lectura del Evangelio: Juan 2: 13-25. Jesús en el Templo                        

MOVIMIENTO 1: EL CONTEXTO

Para iniciar nuestra oración, hacemos silencio y leemos el pasaje del Evangelio. Pedimos a Jesús mirar con sus ojos y sentir con su corazón nuestra realidad actual como Él miró y sintió la suya.

"Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados detrás de sus mesas. Hizo un látigo con cuerdas y los echó a todos fuera del Templo junto con las ovejas y bueyes; derribó las mesas de los cambistas y desparramó el dinero por el suelo. A los que vendían palomas les dijo: «Saquen eso de aquí y no conviertan la Casa de mi Padre en un mercado.»  Sus discípulos se acordaron de lo que dice la Escritura: «Me devora el celo por tu Casa.» Los judíos intervinieron: «¿Qué señal milagrosa nos muestras para justificar lo que haces?» Jesús respondió: «Destruyan este templo y yo lo reedificaré en tres días.» Ellos contestaron: «Han demorado ya cuarenta y seis años en la construcción de este templo, y ¿tú piensas reconstruirlo en tres días?»

 En realidad, Jesús hablaba de ese Templo que es su cuerpo.  Solamente cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron de que lo había dicho y creyeron tanto en la Escritura como en lo que Jesús dijo. Jesús se quedó en Jerusalén durante la fiesta de la Pascua, y muchos creyeron en él al ver las señales milagrosas que hacía. Pero Jesús no se fiaba de ellos, pues los conocía a todos y no necesitaba pruebas sobre nadie,  porque él conocía lo que había en la persona" .

Luego nos preguntamos: ¿Cuáles son hoy los “templos” que están siendo profanados a causa de intereses económicos, políticos y sociales?

Mira esos “templos vivos”: rostros de niñas y niños maltratados, abandonados, abusados; de adolescentes y jóvenes enganchados en las redes del narcotráfico; de los desaparecidos; de las víctimas de trata; de mujeres violentadas de tantas maneras en su dignidad; de trabajadoras y trabajadores explotados; de ancianas y ancianos abandonados; de quienes sufren por los abusos del poder… ¡Y de tantos más! Búscalos, míralos, escúchalos.

Deja que estas realidades toquen tu corazón y tu mente. Acógelas en un rato de silencio. Escucha sus clamores. Reconoce lo que estos “templos profanados” mueven en ti, lo que te hacen pensar y sentir. Trata de mirarlos como los mira Jesús.

MOVIMIENTO 2: REFLEXIÓN/DISCERNIMIENTO

Jesús se llena de indignación. El narrador describe su reacción de manera muy gráfica: con un látigo saca del recinto sagrado a los animales, vuelca las mesas de los cambistas echando por tierra sus monedas, grita: «No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre».

Jesús se siente como un extraño en aquel lugar. Lo que ven sus ojos nada tiene que ver con el verdadero culto a su Padre. Aquel templo no es la casa de un Dios padre en la que todos se acogen mutuamente como hermanos y hermanas. Jesús no puede ver allí esa "familia de Dios" que quiere ir formando con sus seguidores. Aquello no es sino un mercado donde cada uno busca su negocio.

No pensemos que Jesús está condenando una religión primitiva, poco evolucionada. Su crítica es más profunda. Dios no puede ser el protector y encubridor de una religión tejida de intereses y egoísmos. Dios es un Padre al que solo se puede dar culto trabajando por una comunidad humana más solidaria y fraterna.

Casi sin darnos cuenta, todos nos podemos convertir hoy en "vendedores y cambistas" que no saben vivir sino buscando solo su propio interés. Estamos convirtiendo el mundo en un gran mercado donde todo se compra y se vende, y corremos el riesgo de vivir incluso la relación con el Misterio de Dios de manera mercantil.

Nos preguntamos: ¿De qué manera me estoy relacionando con Jesús hoy? ¿Mis peticiones suenan a exigencias? ¿Le pido “cosas” para  que Él las resuelva?

Para quienes ven en Jesús el nuevo templo donde habita Dios, todo es diferente. Para encontrarse con Dios, no basta entrar en una iglesia. Es necesario acercarse a Jesús, entrar en su proyecto, seguir sus pasos, vivir con su espíritu. Las puertas de este nuevo templo que es Jesús están abiertas a todos. Nadie está excluido. Pueden entrar en él los pecadores, los impuros e incluso, los paganos. El Dios que habita en Jesús es de todos y para todos.

Hemos de hacer de nuestras comunidades cristianas un espacio donde todos nos podamos sentir en la «casa del padre». Una casa acogedora y cálida donde a nadie se le cierran las puertas, donde a nadie se excluye ni discrimina. Una casa donde aprendemos a escuchar el sufrimiento de los hijos más desvalidos de Dios y no solo nuestro propio interés. Una casa donde podemos invocar a Dios como Padre/Madre porque nos sentimos sus hijos/as y buscamos vivir como hermanos/as.

Del documento Fratelli Tutti:

Anhelo que en esta época que nos toca vivir, reconociendo la dignidad de cada persona humana, podamos hacer renacer entre todos un deseo mundial de hermandad. Entre todos: «He ahí un hermoso secreto para soñar y hacer de nuestra vida una hermosa aventura. Nadie puede pelear la vida aisladamente. […] Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos ayude y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar hacia delante. ¡Qué importante es soñar juntos! […] Solos se corre el riesgo de tener espejismos, en los que ves lo que no hay; los sueños se construyen juntos». #8

Nos preguntamos: ¿De qué manera me presto para “hacer” comunidad? ¿La casa de mi corazón está abierta, acogedora y cálida en donde los demás encuentran descanso y esperanza? ¿A qué me siento llamado/a?

MOVIMIENTO 3: COMPROMISO / ACCIÓN

Si te es posible según tu situación, visita sola o en familia/comunidad, algún templo o capilla. Reconoce el espacio sagrado y la presencia de Dios ahí. Ten un momento de oración pidiendo que tu corazón sea templo Suyo y casa abierta para las y los demás.

Busca formas de construir espacios comunitarios, de manera gratuita y sincera, dando tu tiempo a otros, ayudando o dando una palabra de aliento, haciendo una visita a alguien que lo necesita o abriendo tu casa para compartir.

 

Maricruz Trigueros M. rscj, María del Mar Clapera G. rscj, Margarita Name S. rscj

Comisión JPIC de la Provincia de México

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