Celebrando a Filipina
No se trata de un ser espiritual de otro mundo viviendo en la utopía, si no más bien una mujer humana luchando y tropezando hacia la santidad.
Para estos días especiales, te ofrecemos estas reflexiones que pueden ayudar a ver más allá.
No se trata de un ser espiritual de otro mundo viviendo en la utopía, si no más bien una mujer humana luchando y tropezando hacia la santidad.
“Por entonces, unos sabios de oriente se presentaron en Jerusalén, preguntando: - ¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Hemos visto su estrella en el oriente y venimos a adorarlo.” Mt 2, 1-3 Los evangelios del nacimiento están llenos de personas en camino: María y José en camino a Belén, los pastores en camino al pesebre. Hoy vemos a unos “sabios de oriente” que se ponen en camino desde sus tierras hacia Jerusalén, siguiendo una estrella que no saben a dónde los va a conducir. Cruzan fronteras de países, de cultura, de idioma, de religión… buscando “algo”, a Alguien.
Orando en comunidad con Magdalena Sofía.
Introducción:
Magdalena Sofía nos convoca para contagiarnos aquel sueño suyo que nació en torno al fuego: ser mujeres que permanecen en el amor de Jesús, injertadas en el árbol de su vida, conducidas por el viento de su Espíritu, formando un sólo corazón y una sola alma, para descubrir y manifestar en medio de un mundo herido la compasión y la fidelidad de su Corazón. Más aún, la convocatoria es a toda persona, hombre y mujer que resuene con la espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús.
Queridas hermanas y hermanos:
Una vez me preguntaron: ¿Quién te trajo al mundo, Sofía? El fuego, fue mi respuesta, porque el fuego es lo que me acompañó toda la vida: el fuego de la revolución, el de sufrir por un hermano considerado sospechoso y buscado, el fuego de emigrar, entre otros.
Desde mi experiencia, el Espíritu de amor y de humildad transfigura todo lo que se toca y “hacer fuego de toda leña”, siempre fue mi consigna.
El fuego me trajo a este mundo: La historia de Sofía Barat.
"Lo interesante de Sophie Barat es que en el momento de la revolución, en lugar de oponerse, construirá. Ella iniciará procesos como diría el Papa Francisco, es decir, dirá de cierta manera que el tiempo es más grande que el espacio y por tanto se tomará el tiempo para construir lo que quiere, es decir, la formación". (Monseñor Hervé Giraud, arzobispo de Sens-Auxerre)
María de Jesús Pulido nació el 17 de septiembre de 1933 en la Hacienda de santa Teresa, perteneciente hoy al municipio de Tequila.
En su biografía nos comentó que cuando tenía 4 años mataron a su papá que era el Comisario del pueblo, por lo que ella y sus hermanos se quedaron con su abuelita mientras su mamá trabajaba para sostener a la familia.
Entró al noviciado en julio de 1954. Durante su aspirado prestó diversos servicios al interior de la comunidad, al mismo tiempo que estudiaba en la Escuela Normal.
Algunas de nosotras la conocimos cuando ella y Tere de la Peza rscj volvieron de la Probación y del Juvenato Superior en Chamartín. Las que entonces éramos novicias estuvimos admiradas de su entusiasmo, nos comunicaron su amor a la Sociedad y a nuestra misión educadora.
Un tiempo después fue nuestra Maestra de Estudios: su enseñanza era profunda y muy agradable, sabía exigir pero también nos animaba y nos guiaba. Durante esos años la veíamos muy entregada, participativa en comunidad, cantaba muy bien.
El nacimiento de Jesús nos recuerda la solidaridad de Dios con su pueblo.
Que esta Navidad renazca en neustro corazón el sentido y el compromiso solidario con nuestros hermanos y hermanas que más necesitan de esperanza.
Que seamos don sin esperar nada a cambio, para que germine la gratuidad en nuestro mundo.
Religiosas del Sagrado Corazón de Jesús - Provincia de México
Navidad 2017
Rosa Filipina Duchesne es, “una santa de contrastes para tiempos conflictivos” (1)
“Toda ella era una sed desmedida, una necesidad de derroche, de exageración, de ruptura de límites y cálculos pero otra mujer de paso decidido y sereno se puso a la tarea de educar aquel torrente de generosidad y de impulso.” Sofía Barat, su gran amiga, le decía: “¿Cuándo sabré que has llegado a ese feliz estado en el que Dios solo basta, en el que su santa voluntad es el resorte de todas nuestras acciones?” (2)
Nuestra identidad es como un árbol, constituye el núcleo de nuestra existencia. Por eso, al celebrar 50 años de presencia en San Pedro, decidimos plantar un árbol que hunda sus raíces en la tierra, para dar firmeza y sustento muchos años más. Un árbol cuyas ramas sean nuestros vínculos con los demás, nuestras redes. Un árbol dónde cada rama se encuentre con el otro y alimente nuestra capacidad de ser comunidad y de transformar al mundo.